Ya habÃa tenido la suerte de viajar por España y Europa occidental y vivir un año en ParÃs estudiando cienematográfica, antes de poderme colgar la mochila al hombro y convencer a mi madre para que me dejase viajar solo, a los 22 añitos !!!
Después de 5 años con la cultura Rastafari en la piel, entre Reggae y petas, conseguà llegar a Jamaica entre el sueño y el despertar. Esos años previos me habÃa empapado de vÃdeos, libros, guÃas y bibliografÃas de Bob Marley al son del reggae.. con lo cual tenÃa demasiado idealizada la isla y la cultura...
Los vuelos que llegan a Jamaica, primero paran en la capital, Kingston. Pero cual fue mi sorpresa !!!!!! al ver que bajaba solo y, como único occidental, junto a una nube de locales que regresaban de Londres a pasar sus vacaciones... Salà de la puerta del avión y antes de llagar al último peldaño de la escalera estaba sudando como nunca, pues la humedad y el sol eran sumamente asfixiantes, y más después de haber pasado 8 horas en el avión con aire acondicionado. Lógicamente todos los demás occidentales seguirÃan hasta la próxima parada en Montego Bay, la zona más turstica .
Salà del aeropuerto con un taxi prepagado dirección al hotel pre-reservado desde España... el conductor intentó explicarme que podÃa ser mi chofer para todos los dias.. pero lo único que le supe decir era que yo habÃa ido a viajar en transporte público pues mi presupuesto era mucho más reducido del que se imaginaba.. Durante el recorrido me quedé ensimismado pues no relacioné nada de lo idealizada que tenÃa la isla como relamente era. No se oÃa reggae en la calle sino raggamufin a más puro estilo yanky.
El Indies Hotel localizado en New Kingston (5, Holborn Rd ) en la zona de alojamientos, comercios y centro financiero... De lo más económico (50 $) incluyendo mini piscina, mini desayuno y algo tan indispensable para poder dormir cómodo; aire acondicionado. Y muy seguro.
El camarero del restaurante me vio llegar a cenar y como no habÃa nadie más ya me hizo ver que me podÃa conseguir la mejor grifa de la isla. Pero decliné la oferta para dormir tranquilo y recuperar energÃa.
En esos 3 dÃas me sentà un poco observado ya que sólo me cruce con 6 occidentales. Los jovenes que conducÃan coches me chillaban a ver si queria pillar yerba.. yo con mis auriculares los ignoraba. Pero yo estaba empeñado en empezar por Kingston para ver la casa museo del Bob Marley. Increible visita, sobertodo cuando te muestran la cocina donde le dispararon y los balazos en la pared !!! Y el jardinero muy amable pues me regaló una semillitas, al finalizar de ver el pobre audiovisual.
También me encaminé hacia la galeria nacional, pero quien se iba a imaginar que me perderÃa por callejones durante una hora y media, ante los ojos de todo el pueblo mirándome agresivamente, insultándome! y escupiendo a mi paso; aunque yo seguÃa con mis auriculares y mi música como si no pasase nada. Valió la pena dicha caminata pues pude contemplar, en la Galeria Nacional, la fabulosas obras de Edna Manley, esposa y madre de los dos polÃticos que más han marcado la historia de Jamaica; pinturas y maravillosas esculturas de madera tallada.
A la hora de cenar habÃa un hipotético toque de queda, pues al no ver policias en la calle y sentirse un poco desplazado; llegaba la hora de atrincherarse- y nunca mejor dicho- en el hotel. Al preguntarles a los empleados del hotel donde podÃa informarme de los buses a Ocho Rios, me recomendaron hacer ese trayecto en taxi ya que con el poco inglés que yo hablaba seguro me timaban en la parada de bus. Reflexioné y pense que quizas serÃa lo mejor, al menos ahora que todavÃa no conocÃa las reglas del viajero. Por otro lado el taxi me salÃa por 40$ y me reducÃa mi economÃa un carajo !!! Pero quizas fue mejor asi.
En Ocho Rios me alojé en el Little Shaw Park House ( 21,Shaw Park Road) que está en la colina y domina la vista sobre la playa(a 10 minutos), fuera del alcance de los agobiantes vendedores callejeros, ya que a este puerto llegan los lujosos cruceros.
Son unos bungalows para 4 personas cada uno, con cocina y baño. A mi me salÃa por 40$ el bungalow pues negocié un grandisimo desayuno incluido.
El sitio lo llevan Devorah, una gran canadiese, y Trevor, su marido Jamaicano, además de tener dos hijitas preciosas. El lugar es idilÃco pues está rodeado de cocoteros y justo al lado se encuentran unas pequeñas casacadas.
Este lugar es de los pocos en la isla que se puede hacer camping ¡ojo al dato!.
Allà conocà a 5 franceses que habÃan venido a Jamaica para fumar. Yo fui su empuje para organizar cosilla, además de hacerles una tortilla de patata con magic mushroms. Vaya pelotazo! al que se apuntaron Devorah y Trevor.
Otra noche nos fuimos a una barra libre por 10$ en un hotel de lujo, pero al ver a los occidentales y la prostitutas en un lamentable juego con música disco, después de 4 birras abandoné el lugar.
Trevor me hizo probar los cocos verdes, a parte de beber cada mañana unos cuantos, también comer su carne que se desace.Deliciosos. Me enseñó que es preventivo contra la diarrea.
Si quereis probar el mejor menu vegetariano I-tal, Minnie´s vegetarian & seafood restaurant con playa para pegarse un bañito antes de la comida. Es un poco caro y para guiris, pues se paga en $, ya que su dueña (muy graciosa rastafari) fue cocinera de Bob Marley.
La bahÃa de la tortuga es donde se suelen reunir los turista a pegar un baño. Lo bueno es que está vallada y se paga una propina para estar relajado, con vigilancia y sin ningun vendedor atosigándote. Se agradece que los locales hagan parrilladas de pollo jerk, para vender en la playa. Con dichoso calor no os será difÃcil bajaros 5 Red Stripes, cerveza jamaicana, en las tumbonas de los chiringuitos !!!
Trevor me acompañó a las Dunn´s river falls, pues decÃa que era la máxima atracción. Son unas cascadas donde el agua que baja por unas balsas reconstruidas cayendo al mar, fromando una playa de arena blanca preciosa. Es bueno para los locales los dÃas festivos, pero yo me extrañe de estar ahÃ. No recomendable para aventureros !
Tampoco hay que asustarse pues todos los locales de zonas rurales llevan su machete en la cintura. Pero yo una vez và como dos se tirabán los trastos y se retaban con sendos machetes en alto y salà corriendo por si las moscas.
Trevor me acompañó en su coche al mausoleo de Bob Marley, en Nine Miles. Es ahà donde descansa el Rey del Reggae y su guitarra. Su familia creó la Bob Marley Foundation con base en este pueblecito de ganaderos, de cuyo éxito comercial viven muchos de ellos. Rodeado de berjas, pillé un guÃa, obligado, para que me explicara la historia. Al principio flipé…me enseña la primera habitación de Bob, cual pequeño espacio con sólo una cama, luego su cocina, y a medida que vas subiendo una roca incrustada en el suelo donde componÃa sus canciones… y el mausoleo. Una vez dentro le dijé que mi sueño desde los 17 años era cortarme el chivo que llevaba como barba en la tumba asi como hacerle una ofrenda. Mi guÃa pasó a la defensiva, cogió la biblia y me leyó un verso que venÃa a decir algo asà como que los hombres de buena volundad no se afeitarán. Yo le dije que ese era mi deseo y me dejó solo. Zas. Después del ritual mi guÃa me acompañó a una plantación de yerba al otro lado de la colina, previo pago !!! Me explicó que ya no habÃan grandes plantaciones como antes, debido a que los aviones de la DEA fumigaban con quÃmicos las plantaciones ilegales. El camino de vuelta fue el momento para fumar una gran spliff con mi guÃa y poder dialogar con él sobre su filosofÃa de vida rastafari.
Al voler a Ocho Rios por los caminos de cabras, Devorah nos tenÃa preparada la comida: unos deliciosos ackee con pescado , aunque se suele tomar tradicionalmente de desayuno.
Tras los consejos de Trevor, decidà seguir a viajar en las furgonetas que hacen los trayectos entre pueblos. Ya que el me acompañó a cogerla y vigiló que no me tomaran el pelo. El conductor querÃa que pusiese mi mochila en la vaca, lo cual yo no accedÃ, pues todo vuela en ese paÃs. Cual fue mi sorpresa al ver que se habÃa llenado de gente, 19 personas ! Sólo habÃa un hueco minúsculo para mi y mi mochila. Evidentemente era el único occidental. El conductor parecÃa que estuviese haciendo un rally, sin dar casi tiempo para que la gente pidiese la parada.
Que puedo decir de Montego Bay más que es un sitio sumamente turÃstico, donde llegan todos los guiris ya que hay un aeropuerto internacional. Por la noche no es nada recomedable andar solo, y hay demasiados ladronzuelos. Asà que al bajarme de la furgoneta, me tome una birra y me pillé otra para Negril.
Negril: lo mejor del viaje. Mi pequeño paraiso, una playa virgen de más de 11km. Es turÃstico pero más comfortable. No hay hoteles altos ni gigantescos como en Mo´Bay, pues esta prohibido.
Yo estuve en el Roots Bambo (Norman Manley Boulevard, long bay) frente la playa y bajo los cocoteros por sólo 15 $ (quien regatea la consigue a 10$) de lo más barato de la playa. Además también se puede acampar !!! Por lo cual llamé a los franceses para que se vinieran desde Ocho Rios, y asà lo hicieron.
Disponen de habitaciones simplÃsimas con una cama, un armario y un ventilador, con baños y duchas compartidas. Además tienen un restaurante, y chirinquito en la playa con una masajista de 120 kg, peluquera de dreads, es decir, trenzas rastas. Y en que debÃa estar pensando yo la mañana que decidà hacerme trenzas con mi amiga Maggie. Fue una timada ya que en vez de hacermelas con cera para pelo, cuyo coste es muy elevado, me las hizo con cera de vela. Vaya guarrada ! El tercer dÃa, después de tanto bañito, parecÃa que mi cabeza estaba cubierta de caspa.
Nos pasamos 4 dÃas entre fiesta y fiesta, paseándonos a lo largo de toda la playa, jugando a voley ball, dando vueltas por los alrededores en bici.
TenÃamos una cita obligada, cada atadecer para contemplar la puesta de sol con algún concierto, en el Rick´s Café, y aunque nos quedaba a más de media hora caminando , nunca nos lo perdÃamos.
Cada noche hay fiestas en la playa de cada uno de los hoteles :comida, conciertos, artesanÃa… y muy buen rollo.
Al final conseguà convencer a los francese para seguir viajando y pusimos rumbo a Black River en otra de las furgos, pero en esta batimos record, nada más ni nada menos que 22 personas en su interior, varios sacábamos nuestras extremidades por la ventana para aprovechar el aire. Allà dimos con Sunset Bar & Grill, son dos autobuses haciendo de habitaciones frente al mar algo alejado del pueblucho y muy abandonado pero baratito 5$ por barba. Bastante sucio, con ventiladores de la protohistoria y muchas pulgas. A veces lo de buscar lo más económico se paga !
Al dÃa siguente fuimos en lancha, con nuestro cocinero de capitán, remontando el rÃo Negro y sus pantanales con aguas color de jade. Al final conseguimos ver a una pareja de alliators (cocodrilos) de unos 2,5 metros. También nos flipó una hilera de plantas de ganja sobre un terraplen cubierto de agua en sus dos costados, lástima que todavÃa no habÃan salido los cogollos.
En dos dÃas ya tenÃamos ganas de visitar algo diferente, salimos a la carretera a esperar la furgo. Ãsta no llegó hasta los 45 minutos, pero el viaje no duro mucho pues en la primera curva se partio el eje y la rueda salió disparada. Por lo que debimos esperar a los taxis compartidos para proseguir el viaje.
Llegamos a Treasure Beach, fuimos visitando los albergues de nuestras guÃas pero sin suerte, ya que el primero habÃa pasado a ser una escuela al aire libre, y los demás en esa época del año (septiembre) estaban todos cerrados. Por suerte a mis amigos los dejaron acampar en el jardÃn de una casa.
Por lo que me separé de los franceses deseándoles lo mejor, para intentar llegar a Kingston pues mi avión salÃa dos dÃas más tarde.
En ese cruce de caminos me encontre a un abuelete rasta fumando grifa. Le expliqué mis ganas de llegar a la capital y al rato vino con un conocido suyo que iba en esa dirección con un BMW. Me fue de perlas aunque yo pagué la gasolina: 200 J$.
El tipo era un productor de música que vivÃa a caballo entre Jamaica y Suiza. Y paramos a comer en la casa de uno de sus músicos, Tyrone Tailor.
Por la noche llegaba a mi Hotel de Kingston.
Y por la mañana las últimas pocas compras para la familia y amigos. Sobretodo café de las Blue Mountains.
Al cabo e tres años volvÃa a Jamaica desde Cuba. Allà estuve viajando otra vez un par de semanas con mi amigo Juan, alias jointalonso. Que placer viajar con alguien con quien compartir los momentos, las gentes, las alegrÃas y las penas.
Además de volver a pasar por los mismos lugares visitamos también Oracabessa.
Allà estuvimos de fabula, y nunca mejor dicho pues nos alojamos en la escuela Raimbow Learning Centre. Su propietaria, Dominica, es una mujer blanca de Harlem y su pareja Dickie, un jamaicano de rastas y petardos kilométricos. Ella regenta esta escuela-guarderia decorada con pinturas del arcoiris y textos filosóficos, que además se sustenta con el alquiler de habitaciones. Hay una de 4 camas con baño, 15$; o sin, 10$. Cuenta con cocina comunal. Si podéis llevarle algún juego para niños pero que sea sin letras, os lo agradecera enormemente.
No os podéis imaginar lo felices que fuimos entre tantos niños, nos depertaban con cantos angelicales y no parabamos de jugar con ellos después del desayuno.
A 5 minutos de la escuela está la playa de James Bond, y junto a ella, el recinto donde en verano viven un macro concierto Reggae. Cada tarde los niños jugaban a futbol con unas porterÃas minúsculas. Vaya paliza nos pegaron ya que nosotros jugamos descalzos.
Tambien hay un pescador, Kenrick Simms, que os llevara por unos dolares a los arrecifes para que podais bucear y ver conchas gigantes y lo que os apetezca.
También intentamos subir a las Blue Mountains desde Penlyne Castle. El paisaje es la bomba y por la noche refresca ya que estamos a 1800 metros. Una vista y un olor a café inigualable. Compramos provisiones y nos decidimos a subirlo pero como no tenÃamos ningún mapa fiable nos fuimos a la aventura. Al rato convencimos a un Land Rover que nos acompañase hasta el final del camino donde nos vendrÃa a recoger 4 horas después. Desde allà proseguimos con un dÃa soleado. Llegamos a la Ranger Station y el agujero de Portland por donde habÃa un desfiladero. Obsebamos bajo nosotros una capa de nubes cubriendo todo lo que nuestro ojo avistaba. Aunque por el sur todavia divisabamos el mar y los barcos cargueros en el horizonte. Seguimos andando hasta que el sol se escondió entre las nubes y, como no, nuestra duda si nos caerÃa una tromba de agua. Además ya no valÃa la pena llegar hasta la cima, por mucho que la intuiamos cercana; si no ibamos a pode disfrutar de la vista, ni de ver Santiago de Cuba. Por suerte a nuestra vuelta el Land Rover nos estaba esperando para acompañarnos hasta nuestro albergue, ya que se estaba oscureciendo y por esos caminos no pasan casi nadie.
Y cuando Jointalonso se volvió a España dos dÃas antes que yo, me sentà bastante sólo ya que estaba en Montego Bay. Pues esta vez mi avioneta de Air Jamaica partÃa desde allà de vuelta a Cuba.
Pero me alogé en el YMCA, en los barrios bajos. Mi sorpresa fue que durante el dÃa las clases se impartÃan en el interior del edificio sin paredes. Sólo la parte de arriba tenÃa paredes y 15 habitaciones destartaladas con ventilador. Los trabajadores fueron demasiado pillines pues me intentaron timar en el precio. Suerte que también se alojaba un viejo jamaicano de Kingston que tocaba el piano por la noche en un hotel de lujo, y me avisó de ellos.
La mañana siguiente tirado en la playa Doctor´s Cave donde el Hotel Breezes por el módico precio de 2$ te deja bañarse en su playa privada y utilizar sus servicios.
Pasear, pasear, mercadillos de artesania donde ya no querÃa comprar nada más.
El último dÃa cansado de la gente me fui a andar hacia el Freeport a casi una horita.
Ni un alma. Pasaron dos jovenes con un coche me vieron como perdido, y me dieron conversación. No me dio mas remedio que conestar, pero muy pillos ellos cada vez se hacercaban mas y me hacÃan preguntas sobre mi dinero. Me sulfuré. Ya no sabÃa que hacer cuando paso una furgo de un hotel de lujo. Paré al conductor para subirme. El buen hombre ya se imaginaba que esos me querÃan sacar la pasta..pero gracias a Haile Selassie no fue asÃ.
Dude si los dos últimos dÃas podrÃa llegar al Cockpit Country, en vez de vagabundear por Mo´Bay. Pero como casi no hay taxis compartidos y la zona es demasiado inhóspita, lo desestimé. Cáspita con los nombres de las zonas de allà “ me no sen, you no come”. Asi, quizas algún dÃa vuelva a viajar por donde dejé los sueños abiertos.
A veces es bueno no tener demasiada inforación del lugar a visitar pues te creas unas expectativas que no siempre se cumplen. Sin documentarnos demasiado podermos dejar correr las sinergias, entre viajero y local, para que todo salga bien .